Los efectos del paro nacional del martes pasado –que fue convocado por el gremialismo opositor a la Casa Rosada– siguen nutriendo a la agenda porteña. Esta vez, la denominada CGT Balcarce acapara el centro de las miradas por las distintas voces que se alzaron ayer luego de la reunión de su “mesa chica”.
Los dos diarios más vendidos del país editan que la CGT oficial “le pidió al Gobierno escuchar los reclamos”, cuando en realidad sólo Héctor Daer (Sanidad) fue el que se pronunció en ese sentido. En menor medida, Página/12 y Ámbito priorizan las “críticas” de Antonio Caló, el secretario general de la central afín al kirchnerismo, a la modalidad de “cortes” que se vio el pasado martes.
Clarín y La Nación –y en espacios menores El Cronista– se aferran a las palabras de Daer, quien luego de la reunión de la “mesa chica”, le sugirió al Gobierno que “‘debe escuchar los reclamos que plantearon los trabajadores que realizaron el paro’”. Como contrapartida, Carlos Galván edita en Clarín que el resto de los dirigentes que hablaron luego del encuentro “ningunearon” la huelga general. En La Nación, Nicolás Balinotti apunta que el albañil Gerardo Martínez “no le cerró las puertas a una eventual unión o acercamiento con el ala moyanista”.
Además, los dos matutinos apuntan que según Daer, la central que comulga con el kirchnerismo tienen en agenda los mismo ejes que la CGT de Hugo Moyano: eliminar o modificar el impuesto a las ganancias; universalizar las asignaciones familiares o elevar el tope para acceder al beneficio; y la deuda con las obras sociales.
El medio fundado por Noble se diferencia de sus colegas porque publica una entrevista que el líder de la CGT Balcarce, Antonio Caló, le concedió al periodistas Carlos Galván. A propósito, el metalúrgico indicó que en “dos o tres meses debería haber respuesta a los reclamos” y descartó un futuro “paro” en caso de que no se atienden los distintos pedidos. El editor general del diario, Ricardo Kirschbaum, cree que la CGT oficialista “no resistirá mucho en su pasividad si pronto no consigue alto tangible”.
Entre los matutinos financieros, Mariano Martín escribe en Ámbito: “Caló usa a Moyano para arrimarse a Cristina”. En realidad, explica que los dirigentes de la central oficialista se reunieron ayer con la “esperanza” de que la presidenta Cristina Fernández los llame “antes de fin de año” para definir los cambios en Ganancias, asignaciones universales y fondos de obras sociales. En particular, edita las dos interpretaciones de Caló y Daer en torno al paro del martes.
A diferencia de los dos diarios más vendidos, Página/12 amplifica la voz de Caló, quien “criticó” la metodología de la huelga del martes. A su vez, minimiza los dichos de Daer.
Al poner el foco sobre Hugo Moyano, Lucrecia Bullrich considera en La Nación que “celebró la presión pública” de Caló al Gobierno. Página, en cambio, señala que el camionero se volvió a ver la cara con el referente de la CTA opositora, Pablo Micheli, en el Congreso.
El subte vuelve a estacionar en la cartelera
Con algunos síntomas de dispersión, los matutinos incluyen entre sus páginas políticas las novedades vinculadas al traspaso del subte de la Nación a la Ciudad, luego de que Mauricio Macri asumiera las responsabilidades el pasado 13 de noviembre. En pequeños espacios de sus portadas, Página/12 y Ámbito señalan que la administración porteña presentará hoy la ley para controlar los subtes.
Werner Pertot escribe en Página: “El subte sale con nuevos impuestos”. Al entrar en detalles, define que habrá “un nuevo gravamen a los combustibles, un aumento de los peajes de AUSA y, tal vez, del impuesto a las patentes” y agrega que hay “hermetismo” en torno al contenido de la ley. Desde Ámbito, Patricia García explica que el eje de la norma será que la Ciudad de Buenos Aires “retomará el control del servicio de las líneas de subterráneos y el premetro porteños”. Por otro lado, anticipa que el macrismo pretende que se declare la “emergencia” en el servicio para que el PRO cuente con “facultades especiales (superpoderes) que le permitan disponer más libremente de las partidas”.
La lógica conflictiva se impone en los dos diarios más vendidos del país, que anticipan que el próximo martes 27 podría no haber subtes. Al mismo tiempo, describen que ayer, los metrodelegados levantaron todos los molinetes como forma de protesta para que se destrabe el reclamo salarial.
Clarín y La Nación, tras las zancadas electorales de Scioli
Desde el domingo pasado, y de la mano del diario La Nación, reaparecieron en el escenario mediático las especulaciones electorales de cara a las legislativas de 2013 y a las presidenciales de 2015. El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, picó en punta porque los editores interpretaron que el sábado, ante agrupaciones afines, dio los primeros indicios de un supuesto lanzamiento presidencial. Luego, y a partir del suceso protagonizado por el ex motonauta, comenzaron a trascender detalles sobre la presunta iniciativa kirchnerista en torno a la re-reelección de Cristina Fernández.
Como a principios de la semana, Scioli se impone en destacados espacios internos de los dos diarios con mayor tirada del país. Ambos se hacen eco del acto que encabezó en La Plata, por la celebración del Día del Militante.
El corresponsal platense de Clarín, Rodolfo Lara, publica: “Scioli dio otro paso hacia 2015 pero evitó confrontar con Cristina”. De todos modos, subraya que intentó “suavizar” su avance en el proyecto presidencial al aclarar que hoy por hoy, su “única definición es contra los delincuentes y la droga”. Agrega que también “asumió explícitamente” los efectos del 8N.
Pablo Morosi, el corresponsal que La Nación tiene en La Plata, cree que el gobernador “dio un paso más en su posicionamiento político dentro del peronismo”. Asimismo, edita que también esgrimió “gestos de posicionamiento con revalidaciones de su pertenencia al kirchnerismo”.
En su clásica columna de todos los viernes en Clarín, Julio Blanck revela que esta semana Scioli habló con “uno de sus asesores clave”, quien le pidió “cambiar la estrategia de la eterna espera” para mostrarse “más activo en la instalación de su proyecto presidencial”. Entiende también que con su frase “‘somos la continuidad con cambio’”, el mandatario apunta a convertirse “en el heredero de Kirchner y no en el de Cristina”.
Con respecto a la “re-re”, Blanck cita que según un “interlocutor reciente –un hombre con altas responsabilidades institucionales–, hizo saber ante allegados que había visto a una Cristina con signos de agotamiento y poca voluntad de seguir más allá de 2015”.